Acaso el topónimo Alar tenga un origen mozárabe, topónimo menor, como nombre de pago o de tierra cuyo titular fuera una persona (Alarí) de los primeros siglos de la Reconquista; lo “del Rey” es un anexo localizador proveniente de la época de Carlos IV cuando este monarca ordenó poblar el curso del Canal de Castilla y dar a Alar el titulo de Villazgo.
Los primeros asentamientos en la zona datan de la época de dominación romana, con el establecimiento de las primeras vías de comunicación en el territorio, descubriéndose en el primer tercio del siglo XX la existencia de un poblado árabe en el pueblo cercano de Nogales, que fue destruido con la reconquista para dar paso a la edificación de un convento por los monjes bernardos en el siglo XV, de cual tampoco quedan restos.
La Villa la Alar del Rey fue fundada en 1657 por voluntad del rey Felipe IV en lo que fue el señorío de las Monjas Bernardas de San Andrés de Arroyo, ya que anteriormente tan solo existía en el lugar algunas casas pequeñas.
La población se va incrementando, especialmente con la apertura al tráfico del Canal de Castilla, en 1791, con objeto de proporcionar una importante vía de transporte del carbón del norte palentino, los trigos y harinas castellanos embarcados en Santander hasta las Antillas. Es en este momento cuando comienza el verdadero despegue de la villa como entidad de población.
Ya en la mitad del siglo XIX, recibe un nuevo impulso con la instalación de una de las primeras líneas férreas que circularon en España, el ferrocarril de Isabel II, también conocido como ferrocarril de Alar de Santander, que atraviesa la Cordillera Cantábrica abriendo por vez primera una sólida vía de comunicación entre el Canal de Castilla y el puerto de Santander. La construcción y posterior mantenimiento de las vías férreas contribuyen al incremento de población que Alar experimenta en esos años. Comienza entonces un desarrollo industrial que tiene su esplendor a finales del siglo XIX y principios del XX con la aparición de varias industrias galleteras.
En las últimas décadas se detecta una tendencia al descenso poblacional, habiendo pasado de 1574 habitantes en 1991, a 1242 en 2001 y a 1152 en 2005.
La actividad económica actual de Alar del Rey se basa en la agricultura, destacando la producción de cereales y legumbres, verduras y hortalizas; así como en la ganadería de ovino y vacuno, que ofrece productos cárnicos de gran calidad. También es de relevancia en la economía del municipio la industria, representadas en producciones de plástico, de metal y agroalimentaria. También existen explotaciones de piedra caliza.
Una de las principales actividades económicas actualmente en desarrollo es el turismo, originado en torno al patrimonio histórico y natural del entorno de Canal de Castilla.
Podemos destacar la iglesia parroquial de Nuestra Señora del Carmen, del siglo XIX, en el propio núcleo de Alar; la iglesia parroquial de San Juan Bautista, en Nogales de Pisuerga, del siglo XI; la Abadía de San Quirce, y la iglesia parroquial de San Vicente, del siglo XII; y la Iglesia parroquial de San Pedro, del siglo XIII. Además es de gran interés la infraestructura construida en el siglo XVIII en torno al nacimiento del Canal de Castilla, entre la que son de destacar la dársena y los almacenes.
Con respecto al medio natural, podemos destacar los parajes cercanos al pueblo, como son las numerosas fuentes naturales y cascadas, bosques de pino, encina, roble y chopos. Mención especial merece la Peña Amaya, que domina el paisaje anunciando la proximidad de la Montaña Palentina y las formaciones geológicas denominadas las Tuerces, formaciones resultantes de la erosión producida por las aguas subterráneas. Los deportes fluviales, como la pesca o el piragüismo, también son atractivos turísticos dignos de mención.
Cerca a Alar del Rey, el pueblo de Barrio de San Pedro sobresale por su iglesia, monumento histórico-artístico, al lado un bello rollo jurisdiccional gótico. Barrio de Santa María dispone de una pequeña fortaleza, su iglesia tuvo origen románico, es también monumento histórico-artístico, con arquería con capiteles figurados, casas de arquitectura civil noble.
La localidad de Nogales fue cabeza de condado y señorío de los Calderones (de ella dependió Alar hasta el siglo XIX) y de los que se conserva un soberbio palacio blasonado, siendo, además, señorío de Pedro Calderón de la Barca.